La cumbre del G20 recibe una llamada de atención sobre la pandemia.

Los epidemiólogos afirman que la COVID-19 no fue un «cisne negro». En el transcurso de nuestra vida, habrá pandemias igual de graves, o incluso más. Y cuando llegue la próxima, China, Singapur y quizá Vietnam estarán mejor preparados porque habrán aprendido de esta terrible experiencia. Prácticamente todos los demás países, incluyendo la mayoría de los del G20, serán igual de vulnerables que cuando la COVID-19 azotó el mundo.

Pero ¿cómo es posible? Al fin y al cabo, ¿acaso el mundo no sigue luchando contra la peor pandemia del último siglo, que ya ha cobrado la vida de casi 5 millones de personas y ha obligado a los gobiernos a gastar unos 17 billones de dólares (y la cifra sigue aumentando) para mitigar el daño económico? ¿Y acaso los líderes mundiales no han encargado a los mejores expertos que averigüen qué salió tan mal y cómo podemos mejorar?

Los paneles de expertos ya han presentado sus informes, y todos coinciden en lo esencial. El mundo no invierte lo suficiente en el monitoreo de brotes de enfermedades infecciosas, a pesar de su potencial para convertirse en pandemias. Carecemos de reservas estratégicas de equipo de protección personal (EPP) y oxígeno medicinal, así como de capacidad de producción de vacunas que pudiera incrementarse rápidamente. Además, los organismos internacionales encargados de la seguridad sanitaria mundial carecen de mandatos claros y financiación suficiente, y no rinden cuentas adecuadamente. En resumen, nadie está al mando de la respuesta a la pandemia y, por lo tanto, nadie es responsable de ella.

 

Resumen de Chinadaily


Fecha de publicación: 29 de octubre de 2021
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